La empresa de conservas Senra ha nacido con el propósito de llevar los guisos tradicionales de Sanlúcar de Barrameda a cualquier punto de España. Sus platos, envasados en tarros de cristal que se venden entre 8 y 9,5 euros, 100% naturales, sin conservantes ni colorantes, se han hecho un hueco en el mercado de alimentación gourmet desde su creación en agosto de 2018.
Según cuenta el fundador y co-propietario de la empresa, Francisco Senra, ha puesto en marcha este proyecto empresarial movido por la necesidad de volver a su tierra, a sus raíces, tras muchos años trabajando en departamentos de Marketing en Nueva York, Chicago, Barcelona o Madrid.
Con la ilusión de crear una marca que encerrase la verdadera esencia de la gastronomía de su tierra, con sabores que transportan a la infancia, y una inversión inicial de 20.000 euros, encontró el apoyo de un maestro conservero de Marinaleda que le ha mostrado todos los secretos para conseguir un producto de la máxima calidad con una vida útil de cuatro años.
“Inicié el proyecto con 20.000 € prestados por mi padre”
Francisco Senra, fundador y co-propietario
Además de los conocimientos y el apoyo, el maestro conservero José Antonio Capitán le cedió su fábrica para comenzar la actividad. Así, con un lugar donde poder trabajar y el apoyo de un profesional de referencia, se puso manos a la masa con un pequeño préstamo de su padre.
“Una vez instalados y con el negocio puesto en marcha, las cosas se han ido desarrollando de forma natural hasta llegar al día de hoy. Ya nos conoce mucha gente”, apunta el creador de la marca. Siguen siendo únicos en el mercado y, aunque a Francisco le gusta más el Menudo de choco y el Choco a la sanluqueña, el producto estrella de Conservas Marineras Senra es el choco al pan frito, “un guiso tradicional muy difícil de cocinar que el público ha sabido valorar”, según añade el propio Francisco.
“Nuestros guisos son los que siempre ha hecho mi madre, que es la culpable de nuestras recetas”
Francisco Senra, fundador y co-propietario
Las conservas Senra están catalogadas como producto gourmet y elaboradas con materias de máxima calidad, por lo que no es un producto económico. “Nuestro público tiene un poder adquisitivo medio/alto, pero con el tiempo te das cuenta de que todo el mundo tiene posibilidad de adquirir alguna vez esta clase de productos”, añade Senra.