Fabulist Travel es una plataforma de viajes con propuestas pensadas para disfrutar en familia, tanto para pequeños como para mayores, con planes divertidos, integrados dentro de la vida familiar para que las aventuras formen parte de la experiencia cultural del destino y que llenen la mente de ideas y recuerdos. Centran cada viaje alrededor de un tema que sirve para inspirar todo tipo de actividades, desde el regalito sorpresa hasta los tours temáticos, el plan fabuloso, etc.
Precisamente la aventura del Londres de Harry Potter es una de los favoritos de las familias, aunque tienen muchas más experiencias que están triunfando. Los más imaginativos y aventureros están deseando construir las obras Lego más originales tras recorrer la Selva Negra en Alemania. Los hay que derrochan fantasía y por eso visitan la auténtica ciudad de las hadas en el parque Efteling, aprovechando para visitar una de las ciudades más family-friendly de Europa, que es Amsterdam. A los fans de la cerdita más simpática del mundo infantil les llevan a recorrer una Italia de ensueño a orillas del Lago di Como, los que quieren viajar en el tiempo descubren en Francia una aventura inigualable que les lleva desde el pasado remoto en forma de la ciudad medieval de Puy du Fou hasta el futuro más tecnológico en Futuroscope. Para cada familia hay un viaje ideal.
Desde Fabulist aprovechan todo el conocimiento de los papás y mamás viajeros para crear rutas ideales donde todo está pensado y calculado. No solo ofrecen precios francamente competitivos, sino que se aseguran de que la ruta se adapte perfectamente a las necesidades de la familia. Saben que el viaje se empieza a disfrutar desde que empiezan a imaginarlo, a proyectarlo, a planificarlo, por eso la experiencia de reserva en Fabulist y la espera hasta el día de partida está salpicada de momentos fabulosos. A los papás que los organizan personalmente consultando ellos mismos todos los detalles, les piden que se incorporen a la familia de fabulistas, que compartan con el resto de la comunidad su conocimiento, de forma que sus aventuras felices formen parte de la oferta Fabulist.
Detrás de este original proyecto están Ana y Estefanía, ambas ingenieras de telecomunicación. Ana ha trabajado en un grupo de investigación de la Universidad Politécnica de Madrid y Estefanía en el sector privado ayudando a empresas de base tecnológica a innovar. Desde la infancia han tenido la oportunidad de viajar para aprender idiomas, para conocer culturas y completar su formación académica. Y siempre por placer. Creen en la filosofía de educar viajando y viajar educando.
Estas emprendedoras se dieron cuenta de que había cambiado nuestra forma de viajar con respecto a generaciones anteriores: buscamos experiencias antes que destinos, y preferimos pensar en aventuras que en mapas. Con esta idea empezaron a idear soluciones para el viajero del siglo XXI. Además, creen que el viaje es una experiencia personal y formativa, que debería practicarse en familia y desde la infancia, a pesar de que el mercado atiende muy mal a este segmento.
“Un viaje para niños tendrá éxito si hemos pensado en ellos desde el principio”, nos explica Ana Olmos. Por eso, en Fabulist Travel tienen en cuenta las distancias, las necesidades que debe cubrir el alojamiento, que los destinos sean seguros y cómodos, que los viajes tengan temas gancho y trabajan mucho el aspecto emocional y de ilusión de los niños. Incluyen un regalito sorpresa y un plan fabuloso con ideas para realizar en destino.
“El mercado ha ignorado las necesidades de las familias que viajan, a las que una y otra vez han intentado satisfacer con soluciones aparca-niños”.
Ana Olmos, co-fundadora de Fabulist Travel.
Según la fundadora de la empresa, en Fabulist Travel buscan algo fundamentalmente distinto: que pequeños y mayores disfruten juntos, que los planes sean divertidos para los pequeños pero que los integren en la vida familiar, que las aventuras formen parte de la experiencia cultural del destino y se lleven mucho más que juegos en la memoria: también las pequeñas delicias de conocer nuevas costumbres, paisajes, comidas y dosis de cultura aptas para pequeñas grandes mentes.
Como suele ocurrir con los proyectos tan originales, lanzar este negocio desde cero ha sido muy complicado. Al principio lo más importante es validar la idea y comprobar que realmente se aporta valor a los papás y mamás viajeros, por lo que tienes que probarlo lo más rápido posible y, después, escuchar, escuchar mucho, nos cuenta Ana. Trabajar para que el proceso sea sencillo y cómodo, que la información sea relevante y suficiente, para que los viajes se adapten bien a las necesidades de las familias que viajan.
En este camino les ha apoyado ActúaUPM, Madrid Emprende, Lanzadera, el Premio Emprendedoras del Ayuntamiento de Madrid y ENISA. Estas entidades han creído en Fabulist y en sus impulsoras. Ganaron el III Concurso de Madrid Emprende para Proyectos de Alto Potencial en el Vivero de Carabanchel y accedieron al prestigioso programa de Lanzadera, con el que les apoyaron con recursos (instalaciones, material), con financiación y con un gran equipo humano capaz y muy profesional. Además, el Ayuntamiento de Madrid les escogió como finalistas en el Premio Emprendedora de 2017, les acogieron en el foro de inversores del IESE y ENISA les ha concedido financiación.
“Nuestra forma de viajar ha cambiado con respecto a generaciones anteriores:
el viajero actual busca experiencias antes que destinos”.
Ana Olmos, co-fundadora de Fabulist Travel.
Para estas emprendedoras, la clave está en no renunciar a la autenticidad del destino, a la experiencia viajera que asombra y abre la mente, mientras involucran a los más pequeños con juegos, aventuras, personajes de ficción y mucha fantasía. Por ejemplo, cuando hacen un viaje temático basado en Harry Potter, no solo recorren el Londres más histórico y literario, sino que lo hacen de la mano de un guía que lo cuenta en clave del mago de Hogwarts. Otro ejemplo fabuloso es el recorrido por Italia que incluye una gymkhana divertidísima en la romántica ciudad de Verona y el auténtico asombro por las criaturas del Acuario y las divertidas atracciones de Gardaland.
Actualmente son ocho personas las que trabajan en Fabulist Travel compartiendo pasión por los viajes e ilusión por un proyecto que ven crecer haciendo felices a muchas familias. Tienen talento, dedicación, capacidad de trabajo y, sobre todo, mucha alegría e ilusión. Juntos buscan papás y mamás viajeros de los que aprender, socios locales con los que crecer y libros, películas y juegos en los que inspirar nuestros viajes temáticos. Acompañan a sus viajeros antes, durante y después de su aventura y les encanta recibir fotos, comentarios y anécdotas de sus andanzas.
Los clientes Fabulist Travel son, sobre todo, papás y mamás acostumbrados a viajar y que quieren compartir esa experiencia con sus niños. Nos cuenta Ana Olmos que tienen muchos profesores que les cuentan que es una oportunidad para inspirar y motivar a sus hijos, padres que ofrecen a sus hijos la oportunidad de practicar idiomas y aprender de una forma muy experiencial lo que durante el curso han practicado en los libros de historia, geografía y ciencias naturales. Otros clientes son familias que necesitan desconectar cuando han vivido épocas más estresantes y niños que celebran hitos, como un cumpleaños especial o su primera comunión. También tenemos viajes multigeneracionales que incluyen a abuelos, tíos, primos y constituyen una auténtica celebración de la familia, apunta Ana.
“Desarrollar nuestro proyecto no ha sido fácil.
Hay muchas trabas administrativas y reglas poco coherentes”
Ana Olmos, co-fundadora de Fabulist Travel.
En definitiva, un proyecto original que ha conseguido llegar a un cliente que repite y se integra en la familia Fabulist Travel, y una facturación el primer año de 500.000€. Pero, como nos cuenta la CEO de la empresa, “No ha sido fácil. Hay muchas trabas a nivel administrativo y reglas poco coherentes con el deseo más inmediato de los emprendedores incipientes: poner toda su energía y talento en desarrollar la idea y orientarse al cliente. En mi experiencia, el apoyo a emprendedores debe estar profesionalizado y orientado a las necesidades reales. El programa de Lanzadera es un buen ejemplo. Nos proporcionó el entorno y los recursos necesarios para convertir un proyecto “en pruebas” en una empresa con métricas, resultados y hoja de ruta sólida. La dedicación y capacidad de algunos miembros del equipo humano es admirable”.