La gestión del cambio: ni mito ni moda

Entonces, ¿Ya vamos tarde?

No falta mucho para ver robots ejecutando tareas de humanos y aunque produzca escalofrío, es inevitable y mejor no resistirse.

La globalización e hiperconectividad nos han transformado de tal modo, que los paradigmas sociales, económicos y políticos son insostenibles. Palabras como garantía, seguridad, estabilidad, continuo, predecible están siendo sustituidas por: incertidumbre, volatilidad, complejidad, ambigüedad, flexibilidad, adaptación, resiliencia, entre otras.

Muchas explicaciones apuntan a que la aceleración tecnológica ha dejado de ser lineal para convertirse en exponencial. Esto significa que la velocidad a la que los avances tecnológicos han tenido lugar, está siendo desmesurada en el tiempo.

Aspectos de nuestra vida cotidiana como la forma de trabajar, estudiar, relacionarnos, pensar, sentir, vivir, etc, son completamente distintos ahora a los de hace unos 50 años, pero de forma más acelerada en los últimos 10 años, básicamente porque ahora existen más variables que no controlamos.

Estamos en medio de la “Modernidad Líquida”, término acuñado por el gran filósofo, sociólogo, catedrático y escritor Zygmunt Bauman.  Fluidez o liquidez son metáforas adecuadas para explicar la fase de la historia en la que nos encontramos.  Si recurrimos a la solidez podemos explicar la era de la sociedad industrial en donde todo era más pesado, estable, duradero, con una forma clara y definida.

En la época actual, en cambio, las cosas tienen una duración mucho mas corta que en el pasado, no tienen una forma definida, todo es más liviano, incluso más difuso. Y todo lo anterior se puede entender mejor si revisamos por separado las distintas unidades de análisis como el trabajo, los estudios, la vida cotidiana, las relaciones.

Antaño se decía que si estudiabas  “X o Y” sería para tener un trabajo para toda la vida. Ahora el conocimiento tiene una caducidad muy corta porque cada día aparecen nuevos conceptos e ideas y porque la información es ilimitada, así como los descubrimientos. Cuando empezabas a trabajar en una empresa, se suponía que estarías toda la vida ahí. En ésta época y con algo de suerte, las personas llegan a tener más de 5-7 trabajos en su vida profesional, otros trabajan de forma autónoma después de trabajar por cuenta ajena. Las relaciones ya no surgen únicamente de forma presencial, ahora podemos tener muchos conocidos, incluso amigos que nunca hemos visto físicamente.

Las empresas también están cambiando, porque sus componentes se transforman de forma continua. Una efectiva gestión del cambio marcará la diferencia entre las empresas que quieran sobrevivir ante el panorama empresarial del 2020.

El estilo de liderazgo, el nivel de compromiso y los formatos de comunicación no han de pasar desapercibidos en épocas de transformación. Las estructuras organizativas lineales y la cultura colaborativa: elementos clave para cambiar el rumbo de la empresa y dejar atrás el viejo mindset. Tiempos de cambio, épocas de reflexión invitan a preparar una nueva hoja de ruta que responda al “aquí y ahora” y que no olvidemos, caduca muy rápidamente.

¿Y qué vamos a hacer, hacia dónde debiéramos de enfocarnos?

Esa es la pregunta habitual que recibo por parte de mis clientes. Y yo respondo dando crédito -por supuesto- al autor original de esta cita, Albert Einstein: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.

Si queremos tener equipos de trabajo comprometidos, hemos de aprender a generar ambientes de confianza que faciliten la sensación de pertenencia e identidad, para luego volcarla hacia fuera y que los clientes lo perciban por todos los poros de la piel, es decir, en las campañas de comunicación, en los valores, en la seriedad y profesionalidad, en la forma de tratar, en la calidad de los productos/servicios.

Es fundamental escuchar todas las voces del sistema, es decir permitir que sean los equipos de trabajo los que construyan y diseñen sus soluciones a sus problemas, inventen nuevas formas de trabajo para hacer suyos los objetivos y que todo ello facilite su crecimiento y los lleve a convertirse en personas autónomas con auto liderazgo.

Se ha hablado del trabajo en equipo hasta el cansancio, pero muchas empresas no tienen espacios abiertos que permitan romper barreras entre departamentos, no se crean equipos multidepartamentales para desarrollar proyectos o hacer brainstorming para solucionar un problema. Me viene a la cabeza una imagen que he tenido muchas veces: la de departamentos de una empresa como muchos países diferentes, en las que se hablan lenguas diferentes y se vive de formas diferentes sustentadas por culturas diferentes.

Por eso creo que, al final se hace tan urgente en las organizaciones buscar el bien común, fijar metas comunes para colaborar juntos en su consecución y a posteriori ser capaces de celebrar esos logros.

Hoy en día es ya insostenible el estilo de liderazgo de antaño del jefe de “yo ordeno y mando”. Las organizaciones del siglo XXI necesitan líderes que cedan el poder, que cocreen con sus equipos, que compartan información, que juntos diseñen los objetivos y empiecen desde el qué, el cómo, el cuándo, mediante planes de acción y la creación de equipos de alto rendimiento con autoliderazgo donde al final se les deje hacer y no se les vigile como a niños pequeños.

Estamos en tiempos del “Co”: coworking, colaboración, corresponsabilidad, cocreación, coliderazgo, cooperación, coopetitividad (mejorar la competitividad mediante la cooperación). Estamos pasando de lo individual a lo sistémico, del organigrama jerárquico al horizontal.

No vamos tarde si tomamos conciencia, nos paramos y analizamos la situación actual, cambiamos viejos patrones, fijamos nuevos objetivos, generamos un plan de acción y ¡nos ponemos en marcha!

Por: Alejandra McKelligan, fundadora de Contrasta.

 

Fuentes:

“Knowmads Los Trabajadores del Futuro”, de Raquel Roca

“Modernindad Líquida”, de Zygmunt Bauman