Si quieres causar una buena impresión preocúpate de utilizar gestos y movimientos adecuados y evita aquellos que pueden destrozar una entrevista profesional o una primera cita. En este artículo repasamos contigo los errores que no debes cometer en ningún caso.
Cuando hablas con alguien debes ser consciente de que no solo estás transmitiendo con tus palabras, sino también con tu cuerpo. Aunque todos sabemos lo importante que es nuestra forma de expresarnos e incluso la forma de vestir a la hora de dar una buena impresión, en la mayoría de los casos olvidamos cuidar nuestros gestos y posturas.
El lenguaje no verbal tiene una parte innata que realizamos instintivamente desde que nacemos sin importar el entorno social y cultural en el que vivimos. Todos hemos visto alguna vez cómo los niños pequeños se tapan los ojos cuando no quieren ver algo o cubren sus orejas cuando no les gusta lo que están oyendo. Otra parte de la comunicación no verbal es la imitativa, formada por todos aquellos gestos que copiamos inconscientemente de personas con las que pasamos más tiempo, y la última, la comunicación aprendida, que cambia de una persona a otra dependiendo de su cultura y origen social. Por ejemplo, mientras en occidente el saludo más extendido entre dos personas que se acaban de conocer es el apretón de manos, los orientales, en cambio, saludan inclinando el cuerpo hacia adelante.
Si quieres transmitir una buena imagen o evitar malas interpretaciones, ten en cuenta que la comunicación no verbal es inevitable y con un uso inadecuado puedes trasladar mensajes contradictorios e incluso provocar malentendidos que supongan el fracaso de una reunión de trabajo o una negociación. ¿Te imaginas una reunión de trabajo en la que tu interlocutor se siente al otro extremo de la mesa con las gafas de sol puestas y no pare de hacer gestos repetitivos como morderse las uñas o tocarse el pelo compulsivamente?
En este artículo repasamos contigo los errores que no debes cometer en ningún caso. Así que toma buena nota:
“Sólo cuando dos personas se miran directamente a los ojos existe una base real de comunicación” (Allan Pease).
Recuerda que la mirada es una parte fundamental de la comunicación no verbal que relacionamos con la amabilidad y sirve para hacer ver a la otra persona que deseamos comunicarnos. Así que no rechaces el contacto visual, mira siempre a los ojos de la persona con la que hablas o saludas, intenta ponerte a su altura y mirarle de frente. Y muy importante, evita las gafas de sol. Cruzar la mirada con la de tu interlocutor le hará saber que estás en modo escucha, receptivo y dispuesto a procesar su mensaje. Por el contrario, desviar la mirada puede expresar desinterés, vergüenza o inseguridad.
En una conversación deja siempre las manos a la vista. Lo recomendable es mantener estas partes del cuerpo donde las personas que comparten espacio contigo puedan verlas. Meter las manos en los bolsillos es un hábito frecuente pero percibido de forma negativa, especialmente al pararte a hablar con alguien o en una conversación sentado.
Mantener las manos abiertas enseñando las palmas mientras hablamos demuestra que no tenemos nada que esconder y que estamos abiertos e interesados en lo que la otra persona nos está diciendo. Por el contrario, cerrar los puños denota nerviosismo, falta de transparencia e incluso agresividad.
“La sonrisa es la más positiva de todas las expresiones emocionales” (Daniel Goleman).
Sonrisa sí, pero en su justa medida y en el momento adecuado. Una persona con una sonrisa permanente transmite a los demás mensajes erróneos que causan incomodidad. Es tan desconcertante para el interlocutor como estar siempre con el ceño fruncido. Lo adecuado, una sonrisa natural y relajada.
Elige la distancia adecuada y evita acercarte demasiado a la persona con la que estás hablando. Si te inclinas demasiado hacia la otra persona, estarás invadiendo su espacio personal. Esto no se debe hacer cuando aún no hay mucha confianza y parecerás demasiado agresivo.
Aunque son gestos que varían en función de la cultura, evita cruzar las piernas y brazos mientras estás hablando con alguien. Por lo general, transmiten resistencia o barrera. Si quieres que las personas con las que hablas perciban tu interés en lo que te están contando, tus brazos y piernas deben estar en una postura natural, sin crear barreras.
No te inclines hacia atrás mientras estás hablando con alguien. Una postura encorvada, con los hombros encorvados o una posición caída te harán parecer inseguro y con falta de interés. Procura mantener la columna recta, sentarte derecho e inclinarte ligeramente hacia delante, especialmente en las reuniones de trabajo. Esta postura es percibida como un gesto muy positivo, sinónimo de atención.
Mantén una postura segura y evita bostezar, morderte los labios, jugar con bolígrafos o mirar demasiado el reloj. Aunque creas que estás siendo sutil y que los demás no están dándose cuenta, todos estos movimientos denotan nerviosismo e incluso pueden ser percibidos como señal de mala educación. Evítalos.
Muchas personas gesticulan de forma grandilocuente y excesiva a través de las manos, fundamentalmente. Reforzar nuestro mensaje con nuestros gestos es algo bueno pero éstos deben ser controlados y suaves para no amedrentar a nuestro interlocutor o parecer incluso prepotentes.
Un simple apretón de manos puede decir mucho de nosotros, así que debes tener especial cuidado si quieres causar una buena impresión cuando acabas de conocer a alguien o dejar una buena imagen en una despedida. Seguro que alguna vez te has hecho preguntas como ¿apretaré demasiado? ¿habré hecho un saludo demasiado largo? ¿tendré las manos sudorosas?
Aunque no existe el apretón de manos perfecto y éste varían dependiendo de la cultura, el momento en que se realice y la confianza entre las personas que se saludan, hay una serie de recomendaciones que te ayudarán a la hora de dar la mano de manera correcta:
- Durante el apretón de manos lo correcto es mantener el contacto visual y saludar verbalmente con frases de cortesía como “encantado de conocerle”
- Evita todas las barreras entre la persona a la que saludas y tu. Si el saludo se produce en el exterior y llevas guantes o gafas de sol, quitatelos para dar la mano, o si lo haces en un espacio cerrado, evita barreras como mesas o mostradores, siempre que sea posible.
- El saludo no debe ser demasiado largo pero tampoco demasiado corto. Esto último podría transmitir una impresión de nerviosismo e incluso falta de personalidad. Con dos o tres segundos es suficiente.
- En cuanto a la firmeza, cuidado con los apretones de manos incontrolados. Todos conocemos a quien nos deja los nudillos rojos o las marcas del anillo en el dedo por querer transmitirnos seguridad. Sin embargo, mas que vitalidad, lo que logran transmitir es una imagen de personas con carácter agresivo que intentan controlarnos.