“Nos gustaría devolver a los niños el juguete tradicional, que consideramos básico en la infancia”
Beatriz Molina, creadora de My Little Twin.
Según nos cuentan los promotores de esta iniciativa, una de las características que más llama la atención a las niñas es que las muñecas “My Little Twin” tienen aromas diferentes muy atractivos para ellas. Todas huelen a chuches, añade Beatriz. Además, ese olor que ya va impreso en la muñeca, puede adquirirlo la niña en formato colonia para que, además de parecerse y vestir como su muñeca, pueda oler igual que ella.
La muñeca en su versión más sencilla, con ropa interior y calzado, cuesta 49,99 euros. En palabras de Beatriz, generalmente los clientes buscan el modelo que más se parece a la niña, en cuanto a color de pelo y ojos, para conseguir más fácilmente el juego de caracterización. A partir de ahí, pueden elegir la ropa tanto para la niña como para la muñeca, consiguiendo un resultado de “auténticas twin”. La estrella de ventas, la muñeca morena de ojos marrones, añade Beatriz.
“Trabajamos en una línea para niños, pero prácticamente no existe demanda”
Beatriz Molina, creadora de My Little Twin.
Según la propia Beatriz, ni pueden ni pretenden competir con las grandes marcas de juguetería que fabrican muñecas muy conocidas y cuentan con canales de difusión y distribución importantes. “Según mi forma de verlo, sería perder calidad y esencia”, añade. My Little Twin es un pequeño proyecto que nació con tan solo 80.000 euros de inversión inicial, con producciones muy inferiores, de forma artesanal y con la máxima calidad, añade.
Las redes sociales son sus mejores aliadas para dar a conocer la marca y conseguir clientes. Aunque saben Instagran es hoy en día una herramienta muy valiosa, en su caso, es indudablemente Facebook la red clave para publicitar su marca.
En las dos últimas campañas de Navidad han estado presentes en diferentes puntos de venta físicos y, según nos cuentan Beatriz y Víctor, ahí es cuando han vivido realmente la potencia de la marca. “Hemos tenido casos de niñas que venían todos los días al salir del cole a comprobar que su muñeca seguía y no se agotaba para asegurar que los reyes magos la encontrarían disponible. Ver sus caritas es la mejor recompensa de nuestro trabajo”, nos cuenta Beatriz.