Dos ingenieros de telecomunicaciones, Javier Domínguez y Ramón Morillo, y otro agrícola, Víctor Fraile, crearon en 2014 esta destilería urbana en Las Rozas (Madrid) para vender “productos naturales” creados por ellos mismos: ginebra, ron y vodka.
En solo tres años, con una plantilla de 12 personas, Santamanía ha conseguido exportar a 19 países y siguen creciendo. En 2016, facturaron 600.000 euros, cifra que esperan duplicar en este 2017 y alcanzar los 1,4 millones.
Sus creadores la definen como una “destilería de autor” que no produce en masa para mantener el toque personal y un punto detallista que abarca desde la impresionante botella serigrafiada, al alambique continúo de cobre, hasta la esmerada selección de botánicos de su ginebra, o al agua de gran pureza que utilizan para la dilución final.
¿De dónde viene el nombre de Santamía? Está inspirado en una exclamación de Víctor Fraile, maestro destilador: “¡Joder con la santa manía de hacer las cosas tan complicadas!”.