Pagar impuestos y cotizaciones en función del rendimiento de los autónomos podría ser una realidad en un futuro próximo. Analizamos las ventajas e inconvenientes de esta medida.
El Gobierno de Pedro Sánchez presumiblemente traerá cambios importantes tanto a efectos fiscales como de cotización a la Seguridad Social por parte de los autónomos. Las reuniones mantenidas con asociaciones de autónomos y PYMES como ATA y UPTA hablaban de la necesidad de aplicar nuevas medidas que mejoren la situación del sector. Entre todas ellas, vamos a destacar dos que tienen un impacto importante y directo en el día a día de nuestra actividad:
1. Cotización a la Seguridad Social.
La medida principal está relacionada con la cotización de los autónomos a la Seguridad Social. Actualmente es posible cotizar libremente entre unas bases máxima y mínima. Cabe destacar que la mayoría de los autónomos cotizan por la base mínima. Según informes del propio Ministerio de Empleo y Seguridad Social, para un 85% de autónomos, la base de cotización en 2018 es de 919,80 €, siendo la cuota de 275,02 € mensuales. Tras la modificación del mes de agosto, cuando se publicaron en el BOE los Presupuestos Generales del Estado, la cuota mínima pasó a 278,87 € y la base mínima de cotización a 932,70 €. Los motivos principales de usar esta base mínima son la necesidad de recortar costes en caso de tener niveles de ingresos bajos, y la desconfianza que genera para el futuro el actual sistema de la Seguridad Social para rentas mas elevadas, que prefieren decantarse por otros medios de previsión privados.
El 85% de los autónomos cotizan por la base mínima,
siendo la cuota de 278,87 € mensuales
Sin embargo, el nuevo Gobierno parece dispuesto a acercar la cotización a sus ingresos o a los rendimientos reales que reciben. ¿Pero es esta una medida posible? ¿Por qué no se ha realizado antes?
Los anteriores gobiernos no habían sido partidarios de realizar esta reforma por dos motivos principalmente: La imposibilidad de conocer los rendimientos netos del autónomo con inmediatez, y el incremento de cuota que supondría para muchos autónomos que cotizan por la base mínima. Sin embargo, a tenor de lo que ocurre en otros países es posible emprender esta reforma, ya que prácticamente la totalidad de los países europeos vincula de alguna forma la cotización a la seguridad social con el nivel de ingresos o de rendimiento neto.
Prácticamente la totalidad de los países europeos vincula la cotización a la Seguridad Social con el nivel de ingresos de los autónomos
Esta adecuación parece ser se realizará por tramos. Sin embargo, la información que aparece (no oficial) sobre cómo serán esas medidas y cómo afectará, es muy diversa. Lo que sí parece claro es que, en caso de realizar esta reforma, los autónomos con ingresos medios altos se verán perjudicados al verse obligados a incrementar su gasto en seguridad social pública. En cambio, los autónomos con menos rendimientos (salarios inferiores al IPREM) pueden verse favorecidos a pagar una cuota muy inferior a la cuota mínima fijada en la actualidad o incluso estar exentos de la obligación de cotizar.
Los autónomos con menos rendimientos se verían favorecidos con una cuota muy inferior a la mínima fijada en la actualidad
2. Pagos a cuenta para el IRPF.
La otra medida que queremos destacar por su inmediata repercusión en los autónomos está relacionada con los pagos a cuenta realizados para el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas. Actualmente estos pagos fraccionados se fijan en la factura emitida por el autónomo a través de una aplicación directa en sus ingresos de un 15% sobre la factura en caso de ser profesional, o bien a través del pago trimestral del 20% sobre el rendimiento neto (ingresos menos gastos).
Esta situación plantea un problema temporal, y decimos temporal porque finalmente en la declaración de la renta esta situación se regulariza a los rendimientos reales de cada persona. Este problema es gravemente injusto ya que paga el mismo porcentaje un autónomo que tiene ingresos bajos, como el que tiene ingresos altos, de tal manera que las declaraciones de la renta de los autónomos con mayores dificultades salen a devolver, mientras los autónomos con mejor situación y mejor beneficio tienen una renta a pagar. No es difícil darse cuenta que los autónomos con menos recursos están financiando a los autónomos con más recursos hasta que se hacen las liquidaciones de la renta, lo cual es una losa importante que puede suponer en muchos casos la baja de autónomos por falta de liquidez.
Por todo lo expuesto se plantea igualmente establecer tramos de pagos a cuenta de IRPF, con la finalidad de adecuar el pago de impuestos a cuenta a lo que será la liquidación definitiva de IRPF. En este caso, el problema al igual que con las cotizaciones se refiere a la dificultad para determinar el rendimiento real de los autónomos de una forma más o menos inmediata.
Está claro que la apuesta del nuevo Gobierno está encaminada a adecuar los pagos por impuestos y cotizaciones a los rendimientos reales de los autónomos. Mas allá de la más que probable complejidad que pueda conllevar una nueva reforma de esta índole habrá autónomos que se verán beneficiados y otros perjudicados.
Parece bastante justo que estas contribuciones estén relacionadas con el rendimiento. Sin embargo, hay gastos como el sanitario que no están relacionados directamente con este concepto económico, ya que serán requeridos tanto por los autónomos que aporten mas a la Seguridad Social, como por los que aporten menos. ¿Cuál es vuestra opinión? ¿Creéis que esta nueva propuesta de adecuar impuestos y cotizaciones a rendimientos será más equitativa?
José Gálvez, economista especializado en fiscal y contable