Suecia es uno de los países más emprendedores del mundo. Con solo diez millones de habitantes, ha sido considerada una de las economías más competitivas del mundo y es la cuna de algunas grandes empresas como Skype, Volvo, Spotify o Ikea.
Los numerosos casos de éxito, la excelente formación de los jóvenes en áreas técnicas y de negocios, además del dominio de los idiomas, han servido para que la última generación de suecos se lance a desarrollar sus propios proyectos empresariales, y lo hayan hecho pensando en grande.
El área de Estocolmo es, después de Silicon Valley, la mayor productora de empresas tecnológicas del mundo
Quizá para compensar el pequeño mercado interior de un país con una superficie de 450.000 km2, desde el minuto cero las empresas piensan en exportar sus productos fuera, y lo hacen de manera excelente. Ocupan el puesto 32 en el ranking mundial de los países que más exportan.
La razón de esta riqueza empresarial es la propia cultura laboral de Suecia, basada en ayudar a que los emprendedores desarrollen sus proyectos. Para ello ponen a su disposición medidas que facilitan la asunción de riesgos, gracias a un consolidado sistema de protección social y de excedencias que, por el momento, ningún país ha podido superar.
Suecia ocupa el séptimo lugar de las economías más competitivas del mundo
Estas facilidades suponen que, en este país, emprender no signifique perderlo todo si no se consigue el éxito esperado. Probar a emprender es mucho más fácil que en otros países. Por ejemplo, muchos profesionales que trabajan por cuenta ajena dejan temporalmente su trabajo para crear su propia empresa. En Suecia pedir una excedencia para montar una empresa es de lo más normal y no está mal visto. Los trabajadores indefinidos a tiempo completo tienen derecho a una excedencia de seis meses para estudiar, conciliar o montar su propia empresa. Incluso, este periodo se amplía a un año en determinados sectores.
Con estas facilidades, los empleados pueden intentarlo por su cuenta durante este tiempo y volver al mismo puesto, con idénticas condiciones, si la aventura empresarial no les va tan bien como esperaban.
Los suecos se apuntan a la jornada de 6 horas
Los trabajadores de una residencia de la tercera edad sueca han participado en un proyecto piloto que consistía en cambiar su jornada de trabajo de ocho horas por otra de seis. Y todo ello, cobrando lo mismo.
Podéis imaginar los resultados. No es ninguna sorpresa que el proyecto ha sido un éxito entre los trabajadores de la residencia de Svartedalens, en la ciudad sueca de Gotemburgo. Con esta jornada semanal de 35 horas, los 68 trabajadores han mejorado su bienestar, han conseguido aumentar su productividad y reducir el absentismo por enfermedad. Además, también ha mejorado el trato con los ancianos.
Ocupan el puesto 32 en el ranking mundial de los países que más exportan
Pero no todos los resultados han sido positivos. El estudio ha sido objeto de numerosas críticas por el alto coste que ha supuesto. Algunos informes demuestran que ha supuesto un gasto de más de un millón de euros en solo dos años. Sin embargo, los resultados han abierto un interesante debate por los beneficios sociales de esta fórmula que, según los expertos sería viable si se aplica a trabajadores con altos niveles de estrés.
Pero la cuestión no es simple. La auditoría del proyecto expone datos que permiten a los defensores de esta revolución seguir debatiendo sobre ella:
- Esta práctica reduce el gasto del Estado en subsidios por desempleo porque es necesario contratar a más personal para completar la jornada.
- El descenso de las bajas por enfermedad reducen los gastos.
- Esta reducción del horario prolongaría la vida laboral de los trabajadores.
Actualmente, otras ciudades suecas están planteando desarrollar proyectos similares y algunas empresas privadas como la startup tecnológica Brath o la compañía de software Filimundus han implantado este horario reducido de 6 horas con el objetivo de mejorar la productividad, la atención al cliente y mejorar su imagen entre sus clientes.