“Nuestro lenguaje no verbal rige la forma en la que otras personas piensan y se sienten acerca de nosotros.” Amy Cuddy, psicóloga estadounidense.
No es nada despreciable la influencia de nuestro lenguaje corporal en la imagen que transmitimos a los demás. Seguro que conoces personas que irradian confianza y transmiten simpatía aunque no sean especialmente habladoras, al igual que también conocerás a otras, que sin ser especialmente antipáticas, no llegan a despertar confianza en ti. ¿El motivo? En muchos casos se debe a que no utilizan correctamente su lenguaje corporal o existe una contradicción entre su comunicación verbal y su lenguaje corporal.
En este artículo, sin pretender convertirte en experto, te daremos algunos consejos para que saques el máximo partido al lenguaje corporal.
Dicen que “La cara es el espejo del alma” y es así. Nuestro rostro refleja el estado de salud y de ánimo, sobre todo entre los niños. Seguro que en alguna ocasión has visto a un niño taparse los ojos al ver algo que no le gusta o se ha puesto las manos en la boca después de decir una mentira. Son gestos innatos, no aprendidos, que transmiten la intención inconsciente de bloquear lo que dicen, oyen o ven. Aunque en los adultos se transmite de manera más disimulada, se siguen repitiendo estos gestos.
MANOS EN LA CARA. Evita este gesto siempre que puedas. En general, el que alguien se lleve las manos a la cara suele ser producto de algún pensamiento negativo, inseguridad o desconfianza. Al tocarnos la boca podemos transmitir un intento de ocultar algo, o al tocarnos la nariz podemos dar la sensación de que estamos mintiendo. En este caso, la base científica es la siguiente: cuando mentimos o nos enfadamos liberamos unas sustancias llamadas catecolaminas que inflaman el tejido interno de la nariz y pueden provocar un ligero picor. Tampoco vamos a transmitir una imagen de seguridad y control frotándonos un ojo o rascándonos el cuello, gestos muy habituales que, aunque no tengan más significado que ser un mero tic o una mala costumbre, debemos evitar.
Mira siempre a tu intelocutor. El contacto visual demuestra interés. Y si te diriges a un grupo, intenta hacer barridos visuales. La persona que mira a los ojos de sus interlocutores es una persona segura, sincera y amigable, o al menos eso es lo que transmite. Nuestros ojos y nuestra mirada expresan nuestras emociones, por eso utiliza tus ojos al hablar.
Según algunos estudios, cuando hablamos solemos mantener contacto visual entre un 40 y un 60% del tiempo. Como sabes, una falta de ese contacto suele relacionarse con desinterés, nerviosismo o timidez, y una mirada demasiado acentuada o continua puede suponer una molestia para nuestro interlocutor. Así que, en este caso, el mejor consejo es “La virtud está en el término medio”.
¿Sabes que el tamaño de la pupila cambia dependiendo de si nos gusta o no lo que estamos viendo? No es algo que podamos controlar, pero seguro que te interesa saber que las pupilas se dilatan cuando vemos imágenes agradables. Sin embargo, las pupilas contraídas expresan hostilidad o enfado.
Sonreír es una señal de felicidad que nos sirve para comunicar y despertar reacciones positivas en los demás. Cuanto más sonrías, más feliz serás. La sonrisa es un arma poderosa que genera sentimientos positivos y mejora las relaciones, así que “Sonríe si eres feliz pero también si no lo eres”. Las personas que sonríen, aunque en ese momento no se sientan realmente así, pueden ser aún más felices, según el psicólogo Michael Lewis.
¿Sabemos diferenciar entre sonrisa verdadera y falsa? Según expertos como el profesor Paul Ekman, es muy fácil descubrir una sonrisa sincera de la que no lo es. Cuando sonreímos de forma natural se nos agudizan las arrugas alrededor de los ojos, las mejillas se elevan y los ojos se entrecierran, mientras que una sonrisa artificial sólo tira de la boca.
Los brazos, junto a las manos, sirven de apoyo a nuestra comunicación oral, así que no temas utilizarlos mientras hablas siempre que los gestos no sean excesivos. Eso sí, evita en lo posible crear barreras con tus brazos. Hay quien cree que cruzándolos se siente más cómodo y tranquilo, pero son gestos que predisponen a una actitud crítica. En general, cruzarse de brazos implica que estamos sintiendo inseguridad, de ahí la necesidad de proteger el cuerpo. Existen algunas formas de cruce de brazos “disimulado” como ajustarse el reloj o sujetar un bolso con las dos manos a la altura del pecho, pero todas transmiten el mismo mensaje.
Fíjate en tus gestos. Cuando estás en un ambiente relajado pasándolo bien con amigos no cruzas los brazos
Los gestos con las manos están directamente relacionados con el habla, así que utilizarlas para apoyar tu mensaje puede incluso mejorar tu capacidad verbal. Suele ser muy útil en personas que se bloquean al hablar en público. ¿Qué gestos debes usar y cuáles deberías evitar?
- Mostrar las palmas de las manos. El gesto de enseñar las palmas de las manos está asociado con la honestidad y la verdad. Como sabes, muchos juramentos se realizan colocando la palma de la mano sobre el corazón o una Biblia. Cuando alguien quiere ser honesto levanta una o las dos palmas hacia la otra persona en un gesto inconsciente que transmite al que lo ve la sensación de que no le están mintiendo.
- Manos en los bolsillos. Cuidado con este gesto porque puedes transmitir pasotismo y desinterés en la conversación.
- Entrelazar los dedos de las manos. Aunque hay quien usa este gesto para transmitir seguridad, en realidad comunica una actitud negativa, de nerviosismo e incluso ansiedad. Si tu interlocutor adopta esta postura, intenta evitarla dándole algo para que tenga que sujetarlo.
- Triángulo de poder. También conocido como manos en ojiva, este gesto con las puntas de los dedos unidas expresa confianza y seguridad, pero cuidado porque puede confundirse con arrogancia. Generalmente, la ojiva hacia arriba se usa cuando la persona está hablando, y hacia abajo cuando se está escuchando.
Las piernas juegan un papel muy interesante en el lenguaje corporal. Basándonos en que, cuanto más lejos del cerebro está una parte del cuerpo menor control tenemos sobre ella, las piernas nos pueden ayudar a detectar posibles incongruencias en el mensaje. En general, nos acercamos a lo que nos gusta y nos alejamos de lo que no deseamos. Así, la forma de situar las piernas puede darnos algunas pistas ya que nos estará señalando hacia dónde queremos realmente ir.
Piernas cruzadas. Evita en lo posible crear barreras. Aunque en algunos casos se utiliza este gesto por comodidad o incluso como postura elegante, una persona sentada con brazos y piernas cruzados transmite que se ha retirado de la conversación. Como ejemplo, la investigación de Allan y Barbara Pease demostró que las personas recordaban menos detalles de una conferencia si la escuchaban con los brazos y piernas cruzados.
Aunque todas las conclusiones que te hemos expuesto en este artículo están basadas en estudios contrastados, el lenguaje corporal no debe ser tomado como una verdad absoluta. Existen muchos otros factores que influyen sobre él y analizando gestos aislados nunca podrás llegar a conclusiones claras. La clave está en ser conscientes de cómo estamos comunicando con nuestro cuerpo y en evitar gestos y posturas que puedan transmitir una imagen poco cercana, e incluso negativa, de nosotros.