Muchas empresas dejan libertad de vestuario a sus empleados y los resultados no son, ni de cerca, los que esperaban. No es necesario decir que la ropa es una herramienta de comunicación que refuerza mensajes sin necesidad de pronunciar una sola palabra y, como consecuencia, la mala elección de la indumentaria puede suponer un perjuicio para la imagen que transmitimos a nuestros clientes, proveedores, o incluso a los propios compañeros. Ni que decir tiene que al vestuario también debe acompañarle una higiene adecuada, además de otros aspectos como un buen uso del lenguaje corporal, si queremos transmitir una buena imagen.
Aunque suene anacrónico e injusto, el mundo de los negocios funciona así. Todos hacemos juicios rápidos, equivocados en muchos casos, de las personas con las que interactuamos a lo largo del día, y la buena elección de nuestra ropa puede contribuir a mejorar la opinión que los demás tienen de nosotros.
¿Cómo evitar sorpresas como encontrarnos a uno de los comerciales de nuestra empresa vestido con bermudas en una reunión con clientes o a la responsable de contabilidad ataviada como si fuese a una fiesta de cotillón? Creando un código de vestuario, o lo que es lo mismo, unas normas escritas, aunque no rígidas, que debe cumplir toda la plantilla de la empresa.
Con la implantación de estas normas no se pretende limitar la libertad de los empleados pero sí deben ser obligatorias en su cumplimiento, teniendo en cuenta que se establecen por razones de buena imagen y productividad, al igual que otras normas relacionadas con los horarios o el trato con el cliente.
¿Qué debe incluir el código de vestuario de una empresa?
No existe una norma válida para todos los casos y cada empresa decide cuál es su código de vestimenta teniendo en cuenta aspectos como el sector, el tamaño de la compañía, el número de trabajadores o el tipo de cliente al que se dirige.
Como norma general, se suelen dar una serie de pautas, casi consejos, para orientar a los trabajadores acerca de cómo vestir correctamente en cada uno de los casos o situaciones en los que se pueden encontrar en el día a día: una reunión con clientes, la presentación de un nuevo producto, una convocatoria ante medios de comunicación o una junta general de accionistas, por ejemplo.
Sin embargo, y teniendo en cuenta que la sociedad evoluciona y las costumbres cambian, las normas de indumentaria son cada vez más flexibles. Los empresarios saben que la gente es más productiva cuando va cómoda a trabajar y no suelen imponerse normas estrictas.
Por lo general, en los pequeños negocios y las empresas de base tecnológica, el vestuario informal o casual es el más aceptado, aunque hay que tener en cuenta que el término casual no significa lo mismo en el ámbito laboral que en el social. En el trabajo, indumentaria casual significa un poco más relajada, es decir, eliminando la corbata o chaqueta en el caso de los hombres, pero poco más.
La política de plena libertad que llevan a cabo las empresas más jóvenes y creativas que trabajan en sitios como Silicon Valley, donde no importa para nada la forma de vestir de sus empleados, se está extendiendo a otras compañías más conservadoras como IBM o Goldman Sach, que están rebajando sus códigos de vestimenta para atraer a ese talento.
Consejos para vestir correctamente en el trabajo
1. Adáptate a la cultura de tu empresa
“Donde fueres, haz lo que vieres” puede ser la fórmula para vestir acorde al entorno en el que trabajamos. Si te incorporas a una empresa y conoces a alguien que trabaje allí, pregúntale previamente cómo viste la gente o consulta directamente con el departamento de Recursos Humanos si existe un código de vestimenta.
2. No escatimes en la ropa
Vale la pena gastar dinero en ropa cómoda y de calidad. Los demás no siempre se dan cuenta de que vas bien vestido, pero sí aprecian cuando no.
Adapta tu fondo de armario teniendo en cuenta el tipo de empresa en la que trabajas. Además de intentar que sean prendas adecuadas desde el punto de vista de la apariencia, no dejes a un lado la comodidad. Ten en cuenta que pasas la mayor parte del día en el trabajo y debes sentirte cómodo.
3. Dale protagonismo a los zapatos
Aunque no solemos darles la importancia que se merecen, los pies son básicos tanto para sentirnos cómodos como para dar una imagen correcta. Podemos ir adecuamente vestidos pero si los zapatos están desgastados o son incómodos, el aspecto general será desaliñado.
No es necesario gastar una fortuna, simplemente compra los mejores zapatos que permita tu presupuesto y asegúrate de que siempre estén cuidados y limpios. Para los hombres son recomendables las hormas de madera que ayudarán a mantener la forma del calzado y en el caso de las mujeres debe evitarse el calzado que deja los dedos al aire.
4. Los complementos también cuentan
Los complementos son importantes tanto para los hombres como para las mujeres, así que intenta hacerte con accesorios útiles y de alta calidad como un buen bolígrafo, una funda de portátil o un maletín. En el caso de las joyas, intenta que sean discretas para no distraer la atención.